24 ago 2009

Ramadán

Ramadán es un bendito mes que forma parte del calendario islámico y, así mismo, benditos son sus días, en los que Allah –enaltecido sea– multiplica Sus recompensas y derrama Su Misericordia. Y abre Sus puertas a todos para hacer el bien. Es un mes de bondades, de recompensas, de mercedes y bendiciones.

En el mes de Ramadán fue revelado el Qur'an, guía para la gente y evidencia de la verdad pura.

Los primeros diez días de Ramadán son de Clemencia y Misericordia, los siguientes diez son de Perdón divino, mientras que los últimos diez son de Liberación del Fuego Infernal.

El Profeta Muhammad (PB) dijo: "Con la llegada de Ramadán, las puertas del Paraíso se abren, mientras que las del Infierno se cierran y los demonios son encadenados".

Las Puertas del Paraíso se abren, porque son muchas las buenas obras que se realizan en este mes y las del infierno se cierran por la disminución de pecados cometidos, y los demonios, al ser amarrados, no son capaces de susurrar tan fuertemente como lo hacen habitualmente fuera de Ramadán.

Y dijo también el Profeta Muhammad (S.A.W.): “Sabed que el mal aliento del ayunante es más agradable ante Allah que el perfume del almizcle".

El aliento del ayunante, generado por el vacío del estómago, es desagradable para la gente. Sin embargo, para Dios, es más dulce que el agradable aroma del almizcle, por que este aliento es producto de una adoración.

Durante Ramadán, las recompensas por las buenas acciones se multiplican enormemente. El Mensajero de Dios (PB) dijo al respecto: “Dios dice: cada buena obra que un hijo de Adán realiza, se le multiplica hasta diez veces y también hasta setecientas veces, excepto el ayuno que es para Mí y Yo lo recompensaré por ello.”

Esto implica que la multiplicación de las recompensas, en este caso, es innumerable, puesto que el ayunante abandona sus pasiones por y para su Señor.

El mes de Ramadán es el mes del perdón. Abu Hurairah (que Dios esté complacido con él) relató que el Profeta Muhammad (PB) dijo: “Al musulmán que ayuna el mes de Ramadán por y para Dios, le serán borrados sus pecados.”

El ayunante tiene dos momentos de alegría. El primero, al terminar su día de ayuno y quedar complacido, y el segundo, al encontrarse con su Señor.

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